No se pueden curar las heridas que ya están, no se puede
pedir que no se esté herido cuando el dolor acciona el impulso desordenado del
no poder con el corazón que ya no puede más.
Siempre soy yo el que no pone de su parte, siempre soy yo
el negativo, siempre soy yo el que no puede estar así, siempre soy yo el que no
está dispuesto a sanar unas heridas que entre todos han participado en su sangrado
constante.
A veces no distingo el día de la noche, a veces no
recuerdo donde estoy, a veces no sé ni quién soy y siempre siento el dolor que
padezco y que nadie ve.
Ojala estuviese en el lado claro de la muerte pues vivir
sin poder, es estar en el lado oscuro de la muerte. Ojala no quisiera dañar con
mi expiración pues ya lo estaría, ojala no quisiera ver desde el otro lado las
lagrimas de todos los que voluntaria o involuntariamente me han herido.
No se puede curar a un corazón herido de muerte ni a un
cuerpo extinto y con corazón.
Ya lágrimas muertas hacen en su delirio miles de momentos
solitarios y voluntarios necesitando una vía de escape a tanto sufrir.
Las personas de mi alrededor entienden con palabras pero
no sienten, ven y condenan con un juicio de valor que no ven ni sienten ni tan
siquiera respetan.
Las personas solo valoran el dolor y la muerte cuando son
ellos mismos los que sufren el dolor la enfermedad o la muerte de cerca.
No deseo que nadie sufra ni la mitad de lo que yo pero sí
que jamás tengan que sufrirlo.
Algún día me iré entre campos abiertos a mi esencia y
flores vivas que quiten tantos momentos de padecimiento. Algún día se podrán curar
las heridas que estén y algún día podre demostrar que soy positivo y pongo de
mi parte, algún día moriré y ya no estaré así y dejare de intentar distinguir
los días y no tendré que esforzarme en recordar.
Todos sueñan con
vivir otros con morir cada cual tiene su sueño.
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